¿Tu empresa pierde equipos, realiza inventarios inexactos o no sabe con certeza dónde están sus bienes? Estos son síntomas comunes de una mala gestión de activos. La solución puede ser más simple de lo que imaginas: implementar un sistema basado en etiqueta de activos.
Este tipo de identificación no solo te ayuda a rastrear equipos, sino que también mejora la eficiencia operativa, reduce pérdidas, y facilita auditorías. En este artículo conocerás cinco señales que indican la necesidad urgente de usar etiquetas, cómo puedes implementarlas y quién puede ayudarte.
Una etiqueta de activos es una herramienta física o digital adherida a cada bien de una empresa. Puede estar representada por un código de barras, un código QR, una etiqueta RFID o incluso una placa metálica grabada. Su función principal es identificar, rastrear y registrar el ciclo de vida del activo, desde su adquisición hasta su baja.
Beneficios clave:
Mejora la trazabilidad y localización de los bienes.
Agiliza los procesos de inventario.
Aumenta la responsabilidad sobre el uso de recursos.
Reduce pérdidas, robos y duplicaciones de activos.
Implementar una etiqueta de activos adecuada permite identificar y gestionar cada elemento del inventario con precisión.
Cuando los equipos “desaparecen” o se mueven sin registro, la empresa pierde dinero y control. Una etiqueta de activos asignada a cada elemento permite rastrear su ubicación y responsable en todo momento.
🧠 Dato: Según la consultora Deloitte, las empresas pierden entre el 2% y 5% de sus activos anualmente por falta de registro.
¿Tu personal aún usa hojas de Excel para hacer inventarios manuales? Eso no solo consume tiempo, sino que multiplica errores. El uso de etiquetas permite escanear cada activo de forma rápida y precisa, reduciendo el tiempo de auditorías hasta en un 70%.
Cuando no se asignan activos de forma oficial, los empleados no se sienten responsables. Asignar una etiqueta con el nombre del usuario o área ayuda a reducir mal uso, extravío o manipulación indebida.
Las etiquetas permiten demostrar la existencia, ubicación y estado del activo durante inspecciones internas, auditorías contables o fiscales. En empresas con activos físicos importantes, no tener un sistema de etiquetado puede traducirse en sanciones o pérdidas económicas.
Realiza un inventario base: Lista todos los activos físicos con sus detalles (tipo, marca, estado).
Clasifica por categorías: Por ejemplo, tecnológicos, mobiliario, maquinaria, vehículos, etc.
La elección del tipo de etiqueta de activos depende del entorno, durabilidad requerida y compatibilidad con sistemas digitales.
Genera las etiquetas: Puedes hacerlo internamente o contratando proveedores especializados.
Asigna cada etiqueta al activo y registra en una base de datos.
Integra con software de gestión de activos (como Snipe-IT, GoCodes, Asset Panda).
Capacita a tu equipo para usar y actualizar los registros correctamente.
Área de logística o almacén: Generalmente encargados del control físico de los bienes.
Departamento de sistemas o TI: Apoyan con el uso de software o integración de etiquetas inteligentes.
Si tu empresa no cuenta con estos recursos o busca una solución integral, puedes apoyarte en servicios externos.
Depende del tipo y uso del activo. En promedio, cada 2 a 3 años o si se deteriora.
Debe actualizarse en el sistema y generar una nueva etiqueta con el mismo código.
No directamente, pero se pueden etiquetar soportes físicos asociados, como discos duros o licencias impresas.
No, pero en muchas industrias es exigido para cumplir con normas ISO, auditorías o licitaciones públicas.
Una etiqueta de activos es una inversión pequeña que trae beneficios enormes. Si tu empresa presenta alguna de las cinco señales descritas, es momento de actuar. El orden, la trazabilidad y el control no solo mejoran la eficiencia, también elevan el valor de tu organización frente a clientes, auditores y socios.
¿LISTO PARA COMENZAR? 🚀
Implementar etiquetas puede tomar solo unos días, pero los beneficios duran años.