Es una metodología que asegura la exactitud de los resultados del inventario, pues valida la información levantada de los bienes en 3 etapas:
En el levantamiento de información, por el especialista inventariador
En la supervisión, por el personal usuario de los bienes del cliente
En la conciliación, por el especialista que compara con la información del cliente
Finalmente, los conciliadores comparan el inventario con los registros del cliente para verificar los resultados, identificando y resolviendo posibles inconsistencias, poniendo especialmente énfasis en la disminución del valor de los bienes faltantes definitivos.
De este modo, los resultados alcanzan niveles de exactitud de cero errores en condiciones ideales. En algunos casos, en los inventarios de activos fijos debido a las condiciones del servicio, se presentan márgenes de error menores al 3%, los más bajos del mercado, con los mismos recursos y con menor inversión de tiempo por parte de los usuarios y los especialistas del cliente